¡Cuántos recuerdos en la Becherstraße! Esas fiestecillas a la luz de las velas, esos okalimotxos, esos becarios informáticos cantando porno-jotas, nuestra queridÃsima Cucua haciendo que bebÃa, pero ni se mojaba los labios, esos doritos inflamables (nunca acerquéis un dorito de paprika a una f...